El pequeño municipio de Molló se ha convertido en tierra de paso desde los tiempos de los celtas y romanos. Unos quilómetros más allá llegamos al vecindario de Espinavell, cuyas casas se encuentran escalonadas en un pendiente áspero que da lugar a un paisaje bucólico.
El camino de Molló a la frontera es un camino pirenaico, rodeado de Prados comunales utilizados durante centurias para alimentar el ganado de los pueblos del valle, caminos antiguos y vistes maravillosas que nos acercan hasta el final del tramo (Les Basses de Puigsec), recorrido en aquel tiempo por el obispo y abad Oliba.
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www.mollo.cat